SORPRESAS DEL DESTINO II
La verdad, el destino me sorprende cada día, cuando yo creo que la cosa esta estable, encaminada, equilibrada, coherente, viene y me arremete, me sacude, me dice: recuerda que eres mortal. Siempre me ha parecido increíble cómo nuestra vida puede dar un giro de 180º en tal solo una décima de segundo, con una mirada que te encuentras, una mano que te roza, una bolsa que se te cae, un frenazo que dio en el auto de adelante, una caída, un resbalón en la bañera, por no hablar de un asalto, un paro o algo más radical.
Por eso lo mejor es vivir la vida a plenitud, dando sin esperar nada a cambio, disfrutando cada segundo, cada mirada de nuestros hijos, cada sonrisa de un amigo, cada palabra de amor, desamor, aliento o desaliento, cada abrazo simple, compuesto o de esos que te juntan las partes. Todo esta cargado de magia, y saben de cual? La más importante de todas, la sal de la sal, la nova más, la non plus ultra, la crème de la crème: la magia de la vida.
Esa magia, que nos empuja cada mañana de la cama, esa que se traduce en los rayos del sol, la luz de la luna, el viento suave en el rostro, sentir el césped en los pies descalzos, un baño bajo una catarata o nadar desnudos en la noche. Y si esa magia está acompañada de ilusión, vidilla, ensueño, esa, la que nos hace no saber si estamos recordando o estamos soñando, esa que sentimos mariposas en el estómago, como manos frías y sudorosas, esa que hace que las rodillas nos flaqueen y se nos acelere el corazón, esa que si va a acompañada del delirio se traduce en 4 letras: amor.
Entonces el romance se apodera de nosotros.
Les había prometido hablar de mi regalo en este capítulo, pero es difícil, pues la historia va muy lenta, ya les había contado que vivimos en continentes diferentes, o no? Lo único que les puedo adelantar es que va bien, me hace sonreír, hasta podría decir que me llena de ilusión, ahí vamos y eso es más que suficiente.